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miércoles, 18 de enero de 2012

1 para 300

¡Hola mis Guardianes!

Hace unos días que quería enseñaros algo, pero ya sabéis como son los exámenes. El caso es que dentro de Facebook, en el grupo “Cómo Triunfar en la Literatura Sin Morir en el Intento”, un colega de fatigas escritor, Fj Rohs, “robó” “2 para 300” de Ediciones AContracorriente, lo extendió a su manera y dejó su particular "arenga" en el muro del grupo. Me gustó tanto que inmediatamente pensé en compartirlo con todos vosotros, pidiéndole antes permiso, así que aquí lo tenéis, bajo mi título particular “1 para 300”:


“¡Seremos trescientos! Sí, claro que los seremos. A pesar de los huidos, a pesar de espías y traidores, a pesar de los hermanos que dejamos en el mar del norte, a pesar de los que en Flandes quedaron dormidos o de los que en Trafalgar perecieron… ¡Seremos Trescientos! Porque por nuestra sangre hierve la libertad, porque con nuestros pulmones aspiramos la luz de la polar y expiramos nuestros sueños y los sueños de nuestros hermanos caídos. Porque en nuestro escudo brilla un blasón inquebrantable que dibuja una pluma clavada en la inerte tierra, porque así somos nosotros… ¡Conquistadores! Héroes que arrasan las oscuras praderas de este mundo injusto y maldito, bárbaros que saquean los valles de la mediocridad, cruzados contra los herejes que habitan en los desiertos de la vulgaridad, legionarios de la Verdad, Caballeros en la madre de todas las batallas: La del Hombre contra la tirana Sociedad… y allá donde portemos nuestra bandera, ondeando con nuestro viento y no con sus tormentas, gritaremos y alzaremos y aunaremos y rebelaremos a todo el que quiera ser libre y soñar con su propio destino… Y al pasar nos señalarán y susurrarán al oído de los niños: ¡Son los Invencibles! Porque invencible es el que se empeña en soñar, invencible es el hermano que recoge la bandera cuando la hierba y sus gusanos me reclamen como alimento. Y sé que tú, sin llantos ni aspavientos, me quebrarás los dedos de la mano si hiciera falta para arrebatarme el estandarte y llevarlo a lo alto para que mis compañeros y sus sueños sigan adelante. Sólo así lo conseguiremos… Y aunque ya esté anocheciendo, al mirar a retaguardia lo veo claro. Oteando la vanguardia no lo dudo. Estudiando ambos flancos, me lleno de orgullo y me emociono y aprieto los dientes y me aferro a mi vida y a mi pluma y a mis sueños y susurro y no vacilo: ¡Seremos trescientos!


Y cuando lo consigamos, clavaré mi mirada admirada en vuestros ojos brillantes, y desde la cima de la colina que construiremos con los cuerpos de los enemigos amontonados, escucharemos el susurro de nuestro pasado y veremos la tierra conquistada. La brisa ondeará nuestro estandarte. El humo dibujará una sonrisa y yo le corresponderé. Sí, sabré en ese preciso instante que aquél susurro que nos señaló como Invencibles se convertirá en nuestro grito de titanes cuando uno de los valientes trescientos se levante y rete a los vientos y señale el horizonte y ruja desde las entrañas de sus sueños: ¡Conquistemos ahora los cuatrocientos!


Si, compañeros, allí está el enemigo, el futuro incierto nos espera. Pero avanzaremos sin miedo, bien lo sé, da igual cuatrocientos o quinientos… Nuestro escudo son los sueños, nuestras espadas, las palabras irreductibles; y siendo así, no hay más que decir, sólo gritar: ¡Somos Invencibles!”



Espero que os haya gustado tanto como a mí. Pronto habrá sorpresas y variadas noticias, además de las reseñas que aún están por llegar. Disculpad los respectivos retrasos, pero pretendo que este sea mi último año en la universidad. 

Muchísimas gracias a todos por el apoyo que recibo. Espero que algún día lso esfuerzos de todos se vean recompensados.

¡Hasta la próxima!

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