¡Hola de nuevo Guardianes!
Semana nueva, mes nuevo, y parte nueva de esta andadura por
el camino de la publicación.
Después del primer
fiasco (aunque bastante previsible), me preparé un poco más. Durante el segundo
año del blog en el aire revisé la novela, redacté una carta de presentación y
una propuesta editorial. Aún no sabía mucho de editoriales y de cuántas podía
haber, así que la siguiente tanda con las que me puse en contacto fueron
editoriales con las que me topé por casualidad. Éstas fueron Editorial Nemira,
Éride Ediciones, Novum y Entrelíneas Editores.
Nemira no tardó mucho en
contestar. Creo que unos días. Me enviaron una nota informativa con las dos
opciones que me daban para publicar mi libro: edición tradicional e iEdición
Nemira. La diferencia entre una y otra era que en la segunda yo no tendría que pagar
por ejemplares impresos. Es decir, que la primera era una co-edición normal y
corriente, y la segunda, aunque también era una co-edición, la impresión de los
libros sería bajo demanda, por lo que el precio a pagar por mi parte se reducía
muchísimo. Aunque la segunda opción era asequible, mi bolsillo no tenía crédito,
por lo que tuve que descartarla.
Éride Ediciones me envió
un presupuesto de edición, en el que editorial y yo corríamos con los gastos a
partes iguales, sin incluir organización de presentaciones ni la inserción de
anuncios en los medios. Aunque en su cabecera lo llamaban “presupuesto de
edición” iba a ser un contrato de co-edición en toda regla con un presupuesto
extremadamente algo para mi bolsillo.
Novum, después de leer mi
propuesta me pidieron la novela completa para poder determinar si entraba
dentro de su catálogo y me enviaron por correo un cuestionario sobre ella que
debía rellenar. Más o menos un mes después de hacerlo, me llamaron para informarme
de que la novela había sido aceptada y me contaron por encima en qué iba a consistir
el contrato. Unos días después me llegó por correo el contrato de nueve párrafos: características del libro,
cesión del contenido, los servicios gratuitos que estaban a mi disposición, una
garantía de que iba a vender 3000 ejemplares o una duración del contrato de 3
años. En ningún momento decían cuántos ejemplares iban a imprimir y, al final,
me daban un anexo con las mejoras de contrato que tenían disponibles y el coste
de cada una: correctorado, lectorado, transformación a ebook, etc. Es evidente que no firmé con ellos.
Entrelineas Editores no
llegó a responderme por aquel entonces. Quizá podía haber
firmado por cualquiera de las tres que sí me dieron la opción, pero llamadme
cobarde si queréis. No me atreví a firmar con ninguna porque no me
transmitieron la confianza que necesitaba. Y
para ser sincera, me alegro de no haberlo hecho.
Esto ha sido por el momento. Os espero la próxima semana.
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